top of page

« En el Corazón del Mar » La historia de una documentación.


« Llamadme Ismael ».

Así comienza la epopeya norteamericana más épica del siglo IXX.

Cuando estuve investigando y buscando a las esquivas inspiraciones mientras estaba en la construcción de Una noche en la taberna sin nombre tomé mi tiempo en indagar, leer, releer y ver más de una película que tome por escenario la vida en el mar, la piratería y la aventura en barcos que hinchen velas hacia horizontes desconocidos. Recuerdo que estudié algunos ensayos sobre la náutica y su historia – en especial Navegando a vela de F. L. Cardona que fue de inestimable ayuda - y haber paseado por las novelas Verne, Robert L. Stevenson, Patrick O´Brian, La taza de Oro de John Steinbeck, la serie "Black Sails" (que recomiendo sobre todo a aquellos que hayan leído La isla del Tesoro y lo hayan disfrutado) y hasta las películas bastante alejadas de la realidad como la saga de "Piratas del Caribe" y la olvidable "La Isla de las Cabezas Cortadas". Más tarde lamentaría haber perdido demasiadas horas puesto que acabé por encontrar la esencia de mi novela en las aventuras gráficas del genial Monkey Island. Sin embargo, gracias a esas "horas perdidas" aprendí cosas que me ayudaron en la recreación de mi historia más de lo que hubiera imaginado.

(La mejor frase ever in the fucking life)

Documentarse es parte importantísima a la hora de asentar nuestra historia. Da la credibilidad necesaria a la trama independientemente de la historia en sí. En el caso de Una noche en la taberna sin nombre tuve que empaparme de mucho, muchísimo, pero muchísimo conocimiento náutico de la era de la navegación a vela. Cosa bastante compleja porque en la náutica de los días de los descubrimientos cada parte del barco tenía un nombre de lo más extraño y a menudo diferente de barco a barco. Pero tanto esfuerzo tenía sus frutos y estos se notaban: referirme a las jarcias, a los chinchorros, a los sextantes o a la cubierta de mesana en vez de referirme a ellas como "las redes esas que cuelgan de las velas" le confiere de una atmósfera más profunda y más trabajada en la que el lector disfruta mucho más al zambullirse en el mundo que creamos para él. Por mencionar un ejemplo que ilustre este punto, imagina que en una novela negra el autor no conoce de los procedimientos policiales a la hora de la investigación o describiera una escena del crimen sin los términos forenses. La narración se vuelve chata, simplona. Y con facilidad el lector descubrirá que el autor no conoce del tema. Los detalles se notan en la ausencia de estos.

De esto se trata En el corazón del mar. La historia de una documentación.

Claro, habrá quien dice que se trata sobre los balleneros del Essex y su cruzada contra el gran cachalote blanco. Y tiene razón. En parte, al menos. La película consta de dos historias, la que sucede y la que narra el pasado de los balleneros del Essex. Es más fácil detener la atención en las escenas donde “Thor” se quita la camisa para recordarte cada vez que te miras al espejo lo mal que hiciste en dejar el gimnasio hace diez años y se enfrenta a la colosal ballena sin rayos ni martillo pero con esos encantadores ojitos azules.

- ¡Acércate bestia! Serás mía.

- Acércate bestia. ¡Serás mía!

- AWWWWW. Me rendí cuando dijiste "hola"

Pero para aquel que aspire a ser algún día un escritor encontrará que lo que realmente seduce es la interacción que entablan Melville (autor de Moby Dick) y el último superviviente del Essex, Thomas Nickerson.

(Lo que ignoró H. Melville es que Thomas Nickerson, inspirado por Thor, más tarde se ajustó las calzas con redes y combatió el crimen en Manhattan hasta que fue reclutado por Tony Stark para formar parte de los Avengers.)

En la película, para romper el hielo con Nickerson, Melville dice haber trabajado a bordo de un ballenero antes. Esto en realidad se queda corto. A esa altura el autor ya había trabajado en un buque de carga, en dos balleneros, desertado, capturado por caníbales, rescatado y juzgado por amotinamiento, encarcelado y pasado una temporada como vagabundo a la espera de poder regresar a su casa. Ésta fueron las documentaciones necesarias para escribir dos libros basados en sus increíbles experiencias personales. Una fue Typee, que narra su vida entre los caníbales, y otra fue Omoo, que cuenta sus días como viajero sin rumbo luego de ser liberado. Melville utiliza la experiencia personal como primera documentación. Melville tenía flor de experiencia, sobrada para escribir sus historias.

(Lo más parecido a las aventura de Herman Melville que me han tocado a mí fue quedarme dormido en el colectivo yendo al trabajo y despertarme en Monte Grande sin dinero para el regreso)

Herman Melville acude a un reacio Nickerson para documentar su historia. Nickerson se niega en un principio a pesar del dinero que Melville lo ofrece a cambio de su testimonio pero tras algunos altercados Nickerson comienza su relato. Toda la noche dura aquella entrevista y Melville se la pasa anotando las palabras de Nickerson que tiene sus dificultades a la hora de abrirse a un extraño. Algo le atormenta, algo que ha mantenido en secreto. No voy a decir como resuelven Melville y Nickerson este obstáculo porque sería entrar en spoilers. Pero lo que sucede durante esos pocos minutos entre una caza de ballenas y otra es la quintaesencia de la película. Acá es donde se cuece el pollo, amigos. En la entrevista. No es un reporte, Melville está documentándose con un hecho real para asentar la base de una obra de ficción y esto se deja bien en claro: Melville ahora utiliza la experiencia de un tercero para documentarse.

Sucedió exactamente igual en la vida real, Moby Dick está tan bien documentado que prácticamente se puede tomar como un manual para la caza de ballenas. Tanto detalle pone en las maniobras y en las jergas que puede incluso llegar a abrumar a un lector recién iniciado o pobre de comprensión.

Me odio por no dejar escrito acá el método que utiliza Melville pero lo mejor es que vean y lo descubran por ustedes mismos. Así, como hace Melville en "El Corazón del Mar" es como se documenta una novela. Y eso que nuestro querido Herman no contaba con Google…

Ofrecer una atmósfera. De eso se trata. Sentar las cuatro paredes del universo que ofrecemos al lector y dejar que el techo lo ponga él con su propia imaginación. Porque el lector es sobre todo intuitivo, necesita de la solidez de un suelo firme para abrir las alas y dejarse llevar por tu narrativa. En "El Corazón del Mar" esto se deja bien a la vista.

Lamento no haber dado con esta película antes. Yo la recomiendo a todo aquel que escribe o sueña con hacerlo. Nos recuerda lo más importante de escribir: que no basta solamente con escribir.

Featured Posts
Recent Posts
Search By Tags
Follow Us
  • Facebook - Gris Círculo
  • Twitter
  • Pinterest
  • Instagram
bottom of page